16 de diciembre de 2011

Carta de Sergio Markarián a los peruanos

AL PUEBLO DEPORTIVO Y AL PUEBLO PERUANO EN GENERAL.
Hace casi 18 meses empezamos recorrer un camino que ha estado sometido a duras pruebas y que ha tenido satisfacciones y sinsabores, pero que nos deja la sensación de estar avanzando y que estamos construyendo, juntos, un espacio para la esperanza.
Al iniciar este proceso dijimos que teníamos que ser conscientes del lugar que el fútbol peruano ocupaba en el contexto futbolístico sudamericano y que solo a partir de ello, podríamos aspirar a mejorar.
En ese marco empezó nuestro trabajo, explicando a la afición que el camino sería largo y que lo primero que necesitaríamos era recuperar el respeto, lo que no se lograría sin buenos resultados. Para lograr esos primeros buenos resultados, planteamos trabajos semanales que nos permitieron ir conociendo la base de jugadores con la que podíamos contar y sobre la que debíamos perfilar nuestra idea de equipo, la que empezó a plasmarse en encuentros amistosos cuyos resultados, hicieron que la afición empezara, nuevamente, a creer.
Posteriormente, la participación peruana en la Copa América permitió transformar esa incipiente credibilidad, en respeto, ya no solo del pueblo peruano, sino de todo el contexto futbolístico continental. Sentirnos generadores de una felicidad que el pueblo peruano merecía hace largo tiempo y contemplar cómo la alegría se reproducía a lo largo y ancho del Perú, sobre todo entre quienes nunca habían vivido una experiencia como aquella, nos sigue generando satisfacción, pero sobre todo, compromiso.
Con ese compromiso en mente, iniciamos hace poco, nuestra participación en el torneo clasificatorio a Brasil 2014 con algún buen resultado y otros no deseados, pero con actuaciones que nos permiten creer que, si logramos mejorar cuanto podemos, es posible aspirar a lograr el objetivo.
Por todo ello, al cerrar el año, queremos agradecer a la gente, el aliento y el respeto y decirle que su apoyo, su presencia, su alegría, su confianza, su reclamo, pero sobre todo su esperanza, nos estimula y nos inyecta fuerza y optimismo.
Si la unión que hoy existe entre el pueblo deportivo del Perú y la Selección Nacional, se mantiene y a ello, le agregamos la posibilidad de reunir a los jugadores que por una u otra razón no han podido estar y con su participación consolidamos el equipo, la clasificación al Mundial será ya no solo posible, sino probable.
El camino es largo aun y tenemos mucho trabajo por delante para mejorar y estar en aptitud de lograr el ansiado objetivo. Llegar a la meta no será cosa de magia, sino producto de mucho trabajo, seria disciplina y total voluntad.
Cada instante previo a un partido, cuando en medio del vestuario nos reunimos para ofrecer nuestro trabajo a Dios, pensamos en los rostros de nuestras familias, nuestros hijos, esposas, padres, hermanos, amigos; junto a ellos, en un instante fugaz pero a la vez eterno, sentimos el aliento de treinta millones de corazones rojiblancos y como por arte de magia desfilan ante nosotros los rostros que nos saludan por la calle, los que lloran de alegría y de tristeza, los que tienen fe en nuestro trabajo, los que nos escriben, los que esperan un buen resultado, los que siguen creyendo cuando aun cuando las cosas no salgan como esperaban.
Más del 70% de los 30 millones de peruanos, nunca vio al Perú en un mundial y sueña con que la primera vez que pueda hacerlo sea en Brasil, en el 2014. Que ustedes crean en nosotros, en nuestro trabajo, en nuestro compromiso, en nuestro esfuerzo, nos ayuda a consolidar la fe y la esperanza, pero sobre todo, nos hace sentir que siempre hay un convocado oculto en la lista: El Perú.